Malte Spitz, una experiencia tangible de la retención de datos

2019-05-08 Leer en voz alta

Por Diego Mora Bello

Carolina Botero, directora de Karisma y Malte Spitz

Malte Spitz se hizo conocido en el mundo por una solicitud que presentó ante su compañía de telefonía celular en Alemania, exigiendo la entrega de los datos que tuvieran de él durante 6 meses, una batalla legal que duró bastante tiempo y que al final sirvió para que el Tribunal Constitucional declarara que la retención de datos era inconstitucional en ese país.

Finalmente, Malte recibió los datos que  la compañía tenía de él y en 2011 publicó un mapa donde se refleja el tipo de cosas que sus datos cuentan. En el mapa se pueden seguir sus movimientos, llamadas, mensajes y demás info que sale de los datos de esos 6 meses, haciendo tangible así la cantidad de cosas que se pueden deducir de los datos de las comunicaciones celulares.

Malte es es un político y miembro del Comité ejecutivo del Partido Verde alemán, trabaja en temas de medios y privacidad, fue candidato para el Bundestag en las elecciones nacionales de septiembre de 2013 en Alemania. Nos visitó en Karisma la semana pasada, donde tuvimos la oportunidad de conocer más acerca de su trabajo y queremos compartirlo con ustedes a través de la siguiente entrevista.

Fundación Karisma: ¿Qué efectos tuvo la investigación sobre la solicitud de los datos de Deutsche Telekom en Alemania? ¿Cómo impactó en tu vida personal?

Malte Spitz: El mayor impacto que tuvo sobre mi vida personal es que los datos se convirtieron en medibles, aunque antes de hacerlo, pensé demasiado si quería hacerlo público. Toda la gente podría ver a qué hora me levanto, a qué hora me acuesto, a dónde voy, con quién hablo, con quién me veo, etc., lo cual tenía un alto impacto para mí.
En la sociedad alemana sí tuvo una gran acogida, sobre todo, en periódicos y canales de televisión quienes hicieron reportajes y lo dieron como noticia. A nivel internacional también tuvo impacto mediático en varios países como España y Japón.
Algo valioso es el impacto educativo que sigue teniendo el estudio en los colegios, donde los niños reciben el paquete de datos de mi medio año de vida y trabajan con esto para entender qué significa la retención de datos en masa, en el contexto de la vida personal.

FK: ¿Cuál fue el resultado del estudio realizado con Zeit Online y Open Data City? Más allá de la declaración inconstitucional, ¿cómo reaccionaron las empresas telefónicas y el Gobierno?

MS: Para ellos fue un trabajo muy importante, gracias a que por primera vez los datos se volvieron tangibles para el público ganaron premios. En cuanto a las empresas telefónicas, lo que yo hice no fue una demanda. El estudio sirvió para que se dejara claro que las empresas estaban obligadas estatalmente a archivar estos datos; mientras que algunos políticos entendieron qué deberían decir y qué impactos podría tener la retención de datos, lo que sirvió para que se hicieran más críticos frente a las leyes en este contexto.

FK: ¿Qué puede implicar para una sociedad que las empresas todo el tiempo están reteniendo los datos de las personas? ¿Piensas que eso es diferente en países en desarrollo, como los latinoamericanos, comparado con Alemania?

MS: Es una preocupación. Yo pienso que la retención de datos en masa sí puede tener un impacto muy grande sobre la sociedad en la que estamos viviendo, porque si sigue existiendo esta retención, como está pasando hoy en día, nos puede llevar a una segregación social mucho más fuerte.
La retención de datos en masa es un tema universal que se puede convertir en un tema social. Me explico. Es posible que personas de una clase social muy alta o con poder económico, tengan la posibilidad de pagar por servicios de privacidad o seguridad de datos y, seguramente, mucha otra gente no tendrá acceso a proveedores de sistema de seguridad de datos. Existirá una brecha social que se puede dar en este sentido.
Un posible desarrollo que podría pasar, en esa línea de la segregación, es que existan personas que no tienen un perfil de usuario interesante para las empresas que funcionan a través de la retención de datos, que no sean  interesantes, y es posible que en el futuro estas personas no tengan acceso a estos servicios, como una “precariedad de los datos”.

FK: Desde los debates sobre vigilancia de las comunicaciones, los operadores de telefonía celular tenían una razón para oponerse a la recolección de datos y es el costo de administración y almacenamiento, ¿qué opinas de los modelos de negocio de operadores de telefonía que aprovechan los datos que producen las personas?

MS: En la Unión Europea, las empresas tienen la obligación legal de archivar los datos y pagar los gastos de almacenamiento y de administración. Obviamente, las empresas saben el valor de los datos que manejan, y saben que si los venden para actividades comerciales es un negocio maravilloso. Pero, en la UE, algunas de estas empresas tienen un problema moral porque no saben que les puede llegar a pasar si empiezan a vender esos datos y sus consecuencias legales.
En algunos países se venden los datos agregados. Pero, si una empresa quiere vender los datos del señor Spitz, por ejemplo, es ilegal porque es muy individualizado. Lo que pueden llegar a hacer es decir que queremos comprar datos de hombres entre 35 y 38 años que viven en tal calle, hay una especificación de datos que puede ser distinta.

Para complementar la entrevista y aterrizarlo a Colombia, Juan Diego Castañeda, Coordinador de investigación de la Fundación Karisma afirma que Latinoamérica o Colombia particularmente, no ha entendido completamente cuál es el papel que se juega referente al mercado de datos. En Colombia no existe ningún estudio o análisis comprensivo de cómo funciona este mercado, quiénes compran, quiénes venden, para qué compran estos datos, cuánto valen; en este sentido, más que respuestas, tenemos muchas preguntas y parte del trabajo de responder a estas preguntas es lo que nos puede ayudar a entender nuestra posición frente a grandes empresas como Google, Facebook y las que estén por venir.

En Colombia tenemos grandes empresas como Rappi que quizás no hemos visto desde el ángulo de los datos, más allá de la protección de los datos. Sabemos que tenemos una entidad que es la autoridad de protección de datos que se ha preocupado por ciertas cosas, pero también sabemos que no es del todo independiente, no cuenta con todos los recursos que necesita para hacer todo su trabajo y, además, la protección de datos en el sector público es débil por razones institucionales. La protección de datos en Colombia tiene tareas pendientes tanto en el sector público como en el privado.

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